Todos los seres humanos somos diversos, no existen dos mentes iguales, no apreciamos la realidad de una misma forma y tampoco actuamos regidos bajo los mismos actos. Entender que todos tenemos derecho a la diferencia, hace parte del modelo pedagógico y didáctico del Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA). La educación debe pensarse tomando como principio la inclusión, en la cual todos los estudiantes tienen un lugar importante en el proceso de aprendizaje. Hablar de educación para todos no solo significa que todas las personas tengan derecho a acceder a las escuelas, sino también a descubrir y desarrollar todas sus capacidades y potencial.
El concepto del Diseño Universal nace en el ámbito de la arquitectura, alrededor de los años 70´ en Estados Unidos, donde se descubrió la necesidad de construir lugares y productos que fueran accesibles a todas las personas sin excepción alguna. Los sobre costos y esfuerzo que implicaba hacer modificaciones sobre aquello que estaba hecho, evidenció que la manera más práctica de solucionar dichos inconvenientes era realizar cambios desde el momento en que se elaboraba el diseño de los productos y estructuras. En otras palabras, los principios de este modelo que nació en la arquitectura y buscaba garantizar el acceso de todos a cualquier tipo de espacio se trasladó a diferentes campos, donde igualmente primaba la importancia de expandir el horizonte de posibilidades a cada persona.
En el caso específico de la educación fue a través del Centro de Tecnología Especial Aplicada, CAST, donde iniciaron las investigaciones que mostraron que los problemas de aprendizaje en los alumnos no solo se debían a las dificultades personales de cada estudiante, sino también a los medios con los que se les hacía llegar el conocimiento. La conclusión de los investigadores mostró que era necesario iniciar a repensar los modelos pedagógicos con que se trabajaba, tomando como principio que cada individuo es diverso y aprende por canales diferentes. De este modo, los currículos escolares debían someterse a una evaluación donde se mirará a profundidad su validez para el entorno educativo. Así, se hizo evidente la urgencia de fomentar el diseño de nuevos modelos pedagógicos y didácticos que tomaran como punto de partida la inclusión.
Los cambios estructurales que debían adaptarse a las escuelas tenían que dirigir su mirada al neuroaprendizaje, a las redes neuronales y cerebrales que se activan cuando se lleva a cabo el proceso de aprender. Son tres las zonas del cerebro que se ponen en funcionamiento, según el artículo Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA). Pautas para una introducción en el currículo (Pastor, Sánchez y Zubillaga), los cambios diseñados debían vincularse directamente a estas tres redes:
Los principios del DUA buscan disminuir el uso de recursos que solo tengan un formato, como lo son los textos y libros comúnmente utilizados en clase. La información puede llegar a los alumnos por múltiples vías, por tal motivo seguir apelando a lo tradicional, no enriquece la visión pedagógica. Creando currículos escolares atractivos se despierta la motivación e interés en el estudiantado, quienes para llegar a un saber tendrán la opción de acercarse mediante distintos medios y formatos. Asimismo, el potencial y capacidad no son minimizados porque se permite al estudiante expresarse de la manera más adecuada a su individualidad. De tal forma, se crea un vinculo afectivo con el conocimiento, porque se elimina la sensación de frustración, la opresión y obligatoriedad con que se asocia a la educación.
La tecnología es una herramienta que facilita la aplicación del DUA dentro del aula de clase, la facilidad de acceder a vídeos, audios, jugar con un texto agrandado sus letras o cambiando su color, la proyección de películas, diapositivas y presentaciones, dotan los temas a tratar con una amplia riqueza al momento de abordar el contenido de las asignaturas. De este modo, el mundo digital se convierte en un aliado fundamental de la educación, no obstante, debemos entender que la tecnología no se encuentra en todos los lugares de la misma forma. Hay escuelas donde no hay computadores y la cercanía del estudiante con estos instrumentos es casi nula. En este tipo de casos, el docente debe ser lo suficientemente hábil para fortalecer su currículo valiéndose de los materiales que tiene a la mano, recurriendo a la fabricación manual de carteleras, juegos, implicando actividades donde se utilicen los sentidos, la imaginación y creación conjunta.
Al momento de crear un currículo académico con base en el DUA, lo vital es que su diseño se piense en el principio de inclusión, es decir, que garantice la entrada de todos los estudiantes al conocimiento, que les permita explorar sus saberes y adquirir unos nuevos. Asimismo, que se pueda expresar lo aprendido de muchas formas y no solo con exámenes y pruebas que en muchos casos lo que hacen es anular el flujo de pensamiento y bloquear al estudiante. Cada persona desarrolla distintas destrezas, así algunos se manifiestan mejor a través del dibujo, otros de la escritura, algunos mediante el diálogo, entre otros. El objetivo primordial de la educación debe ser brindar la oportunidad de conocer las propias capacidades y de descubrir aquellas que aún no se conocen.