Cuando al fin conseguimos trabajo, después de habernos esforzado por conseguir nuestro tan anhelado primer puesto de trabajo, el primer día siempre es especial, buscamos causar una buena impresión, nos ponemos nuestro mejor traje, los zapatos bien lustrados, el corte de pelo y la barba afeitada, siempre pienso que la primera impresión es la que cuenta, ¿pero y los conocimientos? Por supuesto que también tenemos que hacer notar cuanto sabemos y demostrar que podemos aportar mucho.
En el primer día de trabajo muchas cosas son nuevas, así que preguntar es la clave al éxito, no quedarse con la duda por temor o vergüenza a lo que pudieran pensar al respecto, y a veces se viene a la mente ¿si lo que quiero preguntar es muy básico? ¿Cómo le pregunto, no quiero interrumpir su labor?, en mi opinión, no deberíamos asumir o especular con las respuestas que obtendríamos, recordemos que si alguien está en un “rango” más alto que nosotros es por que alguna vez también le toco empezar como nosotros, del mismo modo cuando nos toque estar de su lado, recordemos que también tuvimos dudas y alguien estuvo para orientarnos.
El primer día de trabajo sin duda es una especie de exploración de un terreno nuevo para nosotros, y para todos nos trae una experiencia distinta, hay de las personas que socializan inmediatamente y consiguen entrar en el grupo con facilidad, también están los tímidos a quienes les toma un tiempo acoplarse a los grupos que ya están formados, así que depende de cada uno hacer del primer día de trabajo un día memorable y satisfactorio.
