Creo que a muchos nos ha pasado en este último año, lleno de adversidades causadas por la pandemia de Covid-19, que cada vez que sentimos la necesidad de querer hacer algo nuevo, la motivación dura muy poco, es como un fuego que se enciende muy bien, pero con el correr de los días, se va apagando y no logramos mantenerlo. ¿Les ha pasado? Pues a mi sí.
Hace más de un año el mundo cambió para todos nosotros, en relación a cierta normalidad a la que estábamos acostumbrados, y así, sin preparación alguna, tuvimos que adaptarnos a estar encerrados, a ser más tolerantes con el espacio que teníamos, a saber, compartir, y sobre todo a poder organizarnos con nuestras tareas, tanto laborales como las de esparcimiento.
A veces en el caos de querer organizar todo en pos de ser más eficientes, nos cansamos antes de empezar y terminamos frustrados sin haberlo intentado siquiera. Por tal motivo creo que lo mejor que podemos hacer, al igual que cualquier diciplina, es comenzar con pequeños pasos que nos ayuden a avanzar, y sobre todo, entender que tenemos que ser muy pacientes: Ser constante, diciplinado y organizado en tiempos de pandemia no es para ansiosos.
Como quien no quiere la cosa, una herramienta sobrevalorada que podríamos tener en cuenta, es la famosa agenda, tanto sea de papel, la del celu o la computadora. En mi época escolar, solíamos tener una hoja de horarios, donde anotábamos las actividades semanalmente.
Teníamos un cuadro de doble entrada, encabezado con los días de la semana (lunes, martes, miércoles, etc.) y en un costado, del lado izquierdo dos filas con “Tarde” y “Mañana”; y así, de manera muy simple decretábamos que era lo que iba suceder en esa semana. Hoy pienso que sería una muy buena alternativa para saber cómo organizar nuestro tiempo, y de esta manera poder avanzar cumpliendo pequeños objetivos durante el transcurso del día.
Esta simple herramienta nos puede servir no solo para lo macro, y en ese sentido me refiero a lo semanal, sino también para lo diario, como así también para alguna actividad en particular y de esta manera ir hacia lo micro; donde podemos planificar pequeñas tareas, al igual que una rutina de gimnasio, donde dedicamos unos minutos a una actividad en particular, concentrados, luego descansamos y repetimos o avanzamos hacia otra.
Con el correr de los días estos pequeños pasos, harán que nuestros objetivos a largo plazo estén cada vez mas cerca y cuando querramos darnos cuenta, este ejercicio logrará que el hecho de estar motivado sea algo mas fluido. ¿Qué les parece?, lo ponemos en práctica? ¡Éxitos con esa planificación!.
No se olviden de algo: “La constancia hace al Maestro”.