Al sentarnos por primera delante de un instrumento no deberíamos frenar ese impulso de tocarlo de la manera que nos salga en ese momento, pero si queremos profundizar en el estudio de ese instrumento, la parte más importante al principio es, en mi opinión, el estudio de la técnica.
Dentro de la técnica entrarían muchos apartados, desde colocarse correctamente delante del instrumento hasta proyectar el mejor sonido posible, pasando por cuestiones como el trabajo de la velocidad, la memoria muscular, etc.
Es por eso que en mis clases hago tanto hincapié en conseguir una buena técnica en nuestro instrumento, tanto si lo vamos a percutir directamente con las manos, como en el caso de la conga, como con baquetas, como sería el caso del timbal. Una buena postura corporal y un correcto golpeo nos harán conseguir un buen sonido, y de esta manera nos será mucho más fácil progresar y, además, evitaremos desarrollar "vicios" que a la larga limitarán nuestras capacidades como instrumentista.
Entiendo que este tipo de trabajo es menos motivante para el alumno, que quizá, y sobre todo en niveles iniciales, busca unos resultados rápidos y "visibles", como por ejemplo ser capaz de tocar una canción que le gusta, pero creo que el trabajo técnico es una parte fundamental y a la que hay que dedicarle un tiempo cada día. Hacer una buena rutina de trabajo técnico (que no tiene por qué ser muy extensa en duración, pero sí en calidad de los ejercicios) es, en mi opinión, la mejor manera de comenzar nuestra sesión de estudio diario.