Las clases son dinámicas y entretenidas con datos históricos acerca de la gastronomía, implementación de técnicas culinarias cuidando muy de cerca todos los detalles en la preparación de alimentos.

Es importante saber el por qué de cada cosa, cada ingrediente, cada aroma y matices de los alimentos y crear una experiencia en la que se involucren todos nuestros sentidos, esto con la finalidad de que el resultado no solo sea una comida deliciosa sino la creación de nuevas memorias sensoriales y la satisfacción de realizar un platillo que creemos que solo los más expertos pueden lograr.

El tener la experiencia de cocinar para personas con diferentes necesidades (vegetarianos, veganos, celíacos, kosher) me ha dado la oportunidad de descubrir parte de las infinitas opciones que tenemos para satisfacer esa parte de la que debemos de estar orgullosos de haber evolucionado que es la búsqueda de ese pequeño bocado que no solo nutre al cuerpo, si no también nutre al espíritu por eso es que una clase de cocina no solo es seguir una receta, es dejarse llevar por los sentidos, la historia, la cultura, y todo lo que está detrás de cada uno de los alimentos que día con día nos llevamos a la boca para satisfacer el hambre y el alma.