Desde mi época como estudiante de preparatoria ya me prestaba como tutor para las materias que a mi más se me facilitaban, que eran las ciencias exactas e inglés. De esta manera descubrí como es que todos aprendemos a diferentes ritmos y nos desenvolvemos mejor en diversos métodos de estudio. Igualmente, siempre me ha gustado ser empático y respetuoso para con mis estudiantes, pues así promuevo su confianza y su atención.
Como profesor de inglés, siempre me he inclinado más a la práctica que a la teoría, pues creo fielmente que la mejor manera de aprender y ganar fluidez en un nuevo idioma es a través del habla, el escucha y la escritura mucho más allá de rellenar "libros prácticos e interactivos". Mis cursos siempre se han dirigido en su gran mayoría a las personas que no tienen conocimientos o se han estancado en el lenguaje inglés, pues me es fácil empatizar con ellos y apoyarlos a superar sus barreras.
Como profesor de ciencias exactas, he comprendido que algunas personas no se llevan bien con los números bajo ningún nivel, pero con paciencia y dedicación, todos podemos alcanzar las metas que nos fijemos. Para lograr lo anteriormente dicho, trabajo junto a mis estudiantes para encontrar el mejor método de aprendizaje para ellos, así como su ritmo de aprendizaje, pues un común y garrafal error entre los docentes es el marcar el mismo ritmo y método para cada alumno, sin tomar en cuenta como esto repercute en el estado mental e incluso emocional de sus pupilos.
En mi vida he tenido muy pocos docentes cuya vocación y dedicación me han motivado a ser lo que soy, y compartir mis conocimientos con la misma devoción que alguna vez yo recibí.