Como en todas las artes, mi deseo como profesor es que mis alumnos liberen su creatividad y capacidades expresivas. Para lograrlo es importante trabajar en equilibrio dos componentes: el rigor y la diversión.

Cuando hablo de rigor me refiero a la planificación de la obra, para lo cual habrá que echar mano de la teoría del color, la composición, del dibujo y de las distintas técnicas pictóricas. Pero lo verdaderamente placentero iniciará con la diversión de pintar y para ello entraremos a una fase lúdica que permita al alumno explotar su creatividad.