He sido muy mala alumna, siempre de pequeña me han regañado para ser tan mala, llevar malas notas, y como decía siempre mi madre "tener la cabeza en las nubes". estaba claro, lo que ello no sabían es que tenían entre manos una niña con alma de artista, que quería vivir un mundo hechos de colores, imagenes, formas y purpurina.
Cuando un amigo, me sugirió que enseñara fotografía para sobrevivir al difícil mundo del fotógrafo freelance, y del autónomo, yo rompí en una carcajada.
YO!
Yo enseñando. Si para enseñar hay que ser muy culto y muy inteligentes, pensaba yo! Si yo ni tengo una carrera, si salí del bachillerato gracias a un milagro.
Era para decírselo y contárselo a mi madre.
Yo, que siempre he sido pésima alumna, no podía enseñar estaba claro.
Pero...ahí había dejado el, el mensaje.
Que lo primero que tiene que tener un profesor es amor a su disciplina, y mucho amor hacia todo lo seres humanos. Entender que cada uno va a su ritmo, que los hay más rápidos, más lentos, más empanados pero más creativos, y más rápidos pero menos atrevidos.
Pero tienes que creer que cada uno que pasa por tus manos lo va a lograr,, porqué tu no va a dejar de hablar (aunque te quedes azul) hasta que ella o el lo haya entendido.
Lo segundo que descubrir, es que a parte de tener mucho amor a lo que enseñas, tienes que saber que no lo sabes todo, que te falta mucho para aprender y esto te hace enormemente felíz.
Me enamoré de la enseñanza porque veo que cada uno tiene su potencial, tiene su capacidad. Me derrito cuando después de una clase, escucho gritossss de felicidad por haber logrado una fotos, por haber entendido a utilizar la cámara. Me derrito cuando me abrazan, cuando me escriben un mensaje luego agradeciendo, cuando me hacen pequeños regalos.
Me enamoré de la enseñanza, porque ahora veo con más ojos. Cada alumno me enseña su visión del mundo, me la cuenta me la explica, y en mucho casos han dejado de ser alumno, para ser amigos.
Descubrí que soy muy buena profesora.
Que sé transmitir el amor que yo siento hacia el arte y la fotografía, que sé ser paciente y sé repetir de forma diferente las veces que haga falta para que cada uno de mis alumnos aprenda el bendito diafragma. Sé lograr que tengan confianza en sí mismo, aprendan que la creatividad no es un don recibido, sino que se trabaja, se entrena, se desarrolla.
Enseño a tener un profundo respecto a la fotografía como a cualquiera disciplina más, que hay que ensayar, la cámara no es lo principal sino lo secundario.
Me enamoré de la enseñanza porque me hace sentir que enseño a ver, un mundo nuevo, hecho de colores y de lineas, geometrías que bailan, donde tu ves una mancha roja, nosotros vemos una historia de amor.