Un día, hace 8 años, un amigo me propuso ir a tomar algo en un bar del centro histórico de mi ciudad, Napoli.
Al llegar al bar nos tomamos una copa y, en seguida, me di cuenta de que los chicos que estaban a nuestro alrededor no hablaban en italiano, sino en muchos otros idiomas. De hecho me enteré de que en ese bar organizaban intercambios lingüísticos.
Yo, que soy muy curiosa y amo comunicar con la gente, empecé a hablar con ellos y, unas horas después, ya me había integrado en este grupo de Erasmus compuesto por gente muy distinta, pero al mismo tiempo con la misma pasión por la vida, las risas y las aventuras.
Desde entonces empecé a salir con ellos, proponerme como guía de mi ciudad para enseñarles todos los rincones más escondidos, los refranes más bonitos y las comidas más ricas.
Les enseñé muchas cosas, pero ellos también me enseñaron algo fundamental: que en la vida hay que arriesgar, preparar una mochila y salir!
Es así que dos años después empezó mi aventura por España, donde llevo muchos años, y mi pasión por la enseñanza.
Desde lejos, gracias a las clases particulares y a mi trabajo como profesora de italiano, he encontrado una manera para hablar de mi ciudad, de mi país y de mis costumbres.
Ahora como antes, creo que la enseñanza no sólo es una profesión, sino también una ocasión para que tanto yo como el alumno aprendamos algo nuevo.
Cada uno nos puede enriquecer de alguna manera: el alumno aprende la gramatica y descubre la cultura y la historia de mi país; por otra parte yo experimento nuevas técnicas de aprendizaje, pero sobre todo aprendo que las diversidades, en lugar de separar, unen!