Cada curso académico asistimos a unas dinámicas que podríamos denominar "ritualizadas": Enésima reforma educativa del gobierno de turno, huelgas, cambios en el examen de acceso a la universidad, nervios pre-Selectividad, y alumn@s brillantes que rozan la perfección.
Los estudios son como el fútbol...un gran parte se quedará por el camino y no podrá ejercer la profesión para la cual ha estudiado, independientemente de sus notas, unos pocos afortunados no solo lograrán "trabajar de lo suyo", es decir, aplicando en la práctica esos estudios y devolviendo aquello que sus padres, ellos mismos trabajando o el Estado les ha dado, en una dinámica desgraciadamente tan escasa debido a la gran fuga de cerebros ante la escasez de oportunidades para los que Eduardo Galeano denominaba "los nadie" (aquellos y aquellas sin padrino).
De esa mínima parte de alumn@s brillantes por méritos propios habrá algunos con más y otro con menos nota...en este caso aboraremos a aquellos que ocupan algunas noticias estos días...lo que predomina es el interés por carreras llamadas "de prestigio" social, económico, y en definitva, de gran relevancia para la sociedad.
Es aquí donde las Humanidades salen una vez más perdiendo, ya que pese a que necesitamos médicos para investigar el Cáncer, arquitectos para construir nuestros hogares, políticos que nos representen en nuestro país o fuera de nuestras fronteras, todos ellos precisan de una base humanística, no solo como cultura general sino también para empatizar con la sociedad en la que desarrollen su trabajo.
Con todo esto queremos extraer la conclusión de que debemos potenciar el binomio oferta-demanda tan básico pero también la VOCACIÓN de aquellos alumnos, tengan altas capacidades o no, que quieran estudiar una carrera que a ellos verdaderamente les guste, no a la que los padres y madres (por gustos personales o tradición familiar), el gobierno, o las empresas quieran.
Sin Vocación dará igual sacar un 14/14 o un 10/14 (de los baremos y el nivel de Selectividad hablaremos en próximos artículos), si se es una persona frustada, ya que si el trabajo dignifica, y aquello que realizamos con Amor no puede exclavizarnos, no hay bien más alto que estudiar lo que uno quiere (si tiene los medios para ello), para tiempo después aplicar esos conocimientos de forma fluida, sin forzar y con trabajadores que amen sus estudios y su trabajo.
La Vocación no siempre la tenemos clara...a veces es necesario dejar una carrera para descubrir otra. Algunos pocos ya tienen claro su camino desde el principio...ante todo esto solo recomendamos TRANQUILIDAD y PREGUNTAR, ya que no hay preguntas tontas sino tontos que no preguntan.