En muchos casos, los alumnos que buscan clases particulares de ciencias, están intentando encontrar un remedio "casi mágico" a las dificultades que encuentran en estas materias.
Y los profesores, ante esta demanda, pecamos de "ir al grano", saltándonos, a veces, las más que necesarias explicaciones que fundamentan el conocimiento científico.
Un ejemplo de esto podría ser las conocidas reglas de tres. Éstas no son mas que un artilugio para realizar el cálculo que subyace en una proporcionalidad.
Éste es el concepto realmente importante y sobre el que se debe insistir. Pero ante la premura de obtener "resultados" se acaba acudiendo a la regla de tres.
Es un concepto tan importante que es el concepto clave en los cálculos de cambio de unidades, concentraciones de disoluciones, densidades y reacciones químicas entre otros.
Y no es el único ejemplo. Hay muchos más.
Por ello, es de vital importancia cuando se está tratando con un potencial alumno nuevo, hacerle ver la relevancia de las clases sostenidas en el tiempo. La asimilación correcta de esos conceptos básicos asegurará triunfos futuros y superación de problemas y dificultades que en las asignaturas de ciencias van incrementándose curso tras curso.
La experiencia confirma de forma abrumadora el éxito en aquellos alumnos que mantienen clases de forma regular frente a los que lo hacen de manera puntual o sobrecargada en un breve período de tiempo.
Así pues, hemos de ser responsables y sinceros con nuestros alumnos.
Alumbrarlos correctamente respecto a lo que pueden esperar de nuestras clases e insistirles en que el aprendizaje correcto requiere tiempo y esfuerzo.
No existen las soluciones mágicas. Es nuestra pericia y la voluntad de los alumnos lo que les conducirá al éxito.
Y nuestra honestidad lo que les hará confiar en nosotros.