Y no quiero decir que siempre fui bueno en las matemáticas, ni mucho menos que yo soy un superdotado o loco de las matemáticas. ¡¡¡NO!!! Simplemente fui un estudiante (me considero un estudiante eterno, todos los días aprendo nuevas cosas) normal, al igual que tú. A continuación, te contaré una anécdota acerca de mí.
Me presento, me llamo Roger Serrano Ayala, un joven que actualmente le apasiona las matemáticas, pero no siempre fue así. Cuando estaba estudiando en el colegio, tenía muchas complicaciones para aprender esta materia (especialmente álgebra y trigonometría con sus incomprensibles variables), tenía compañeros que eran muy buenos y sacaban las más altas calificaciones; en cambio, yo sufría para obtener un bendito 11 (nota mínima aprobatoria). Eso fue así hasta que termine mi época escolar.
Una de las cosas que rescato de mi persona es mi perseverancia, este valor me ayudó mucho en mi camino de aprendizaje y a conseguir muchas cosas. Y te recomiendo que también refuerces o adoptes este valor en ti, conseguirás muchas cosas. Lo importante es nunca rendirse.
Ahora empiezo con la parte bonita de esta breve historia, como todos ya saben, una vez que uno termina su época escolar, se abren las puertas a la época universitaria. En mi país (Perú), hay 2 tipos de universidades, las privadas donde van aquellas personas que se ubican en un nivel socioeconómico medio o superior (dependiendo de la universidad privada) y el nivel de examen de admisión es medio o inferior, hasta en algunos casos, solo basta una breve entrevista para su ingreso. En cambio, las universidades públicas cuentan (en su mayoría) con alumnos de bajos (o medios) recursos económicos ya que no existe algún pago mensual (todo lo subvenciona el Estado) y el nivel de complejidad del examen de admisión es medio superior o superior. Lo cual hace que haya mucha competencia.
En mi caso, yo tenía la obligación de ingresar a una universidad pública porque sabía que no iba a poder ingresar a una universidad privada (por tener bajos recursos).
¿Saben que fue lo gracioso en todo eso? Que a la universidad donde yo postularía tiene como política aplicar exámenes con un contenido superior al 60% en las "hermosas" matemáticas. Decidí que eso no me detendría y estaba convencido a que aprendería las matemáticas que sean necesarias para ingresar.
Entonces, me matricule en el ciclo pre universitario (trabaje y ahorre para matricularme). Para hacer un resumen, enumerare las cosas que aprendí ahí:
- El nivel de matemáticas que me habían enseñado en el colegio no me serviría, si yo consideraba que el nivel que me habían enseñado era intermedio-avanzado, en ese momento pensaba que era nivel básico (es mas, creo que estoy halagándolo al decir que es básico).
- Únete a los lobos, en el centro pre universitario había muchas aulas que eran nombradas con letras, yo estaba en el salón "H" (por estadística, con suerte ingresaba uno de los 60 que estaban ahí), pero también estaban las aulas "A" y "B" donde estaban los alumnos con mayor conocimiento, donde se les denominaban "lobos". Sí, lo sé, suena un poco discriminatorio, pero así era la organización del centro de estudios.
- El examen que más importaba era el final, el centro contaba con exámenes cada 2 semanas y un examen final que sumaban puntaje al promedio final que decidía si ingresabas o no. Todos esos exámenes tenían un peso de 7% aproximadamente y el examen final un peso de 40%. Eso quiere decir que, si sacabas 20 en todos los exámenes de 7% y un 0 en el examen final, no ingresarías "aunque llores".
Yo estaba convencido de que tenía que aprender y dominar las matemáticas, por cosas de la vida, tuve una profesora de álgebra que enseñaba súper bien, cosas que no había aprendido antes por la compleja enseñanza de mis profesores del colegio, con ella lo aprendí súper rápido. Yo necesitaba saber su metodología de enseñanza y de aprendizaje. Eso era lo que más me importaba. Porque no bastaba en solo aprender álgebra, si no, razonamiento matemático, geometría, trigonometría, etc.
Ella me dijo: "Roger, te complicas mucho memorizando fórmulas complejas, haz que el álgebra sea como un juego, solo tienes que razonar y a partir de la fórmula general deducir las otras fórmulas, solo aplicando tu criterio". Yo no creía en esa forma de aprendizaje hasta que me lo demostró y me enseño cómo puedo aplicarlo para otros cursos.
Para ser sincero, desde ese momento, sentí que podía hacerlo mejor, sentí que todas las barreras estaban en mi cabeza y que con un simple método pude resolver los problemas que una vez yo creía que eran imposibles.
No les voy a mentir, no es que me haya enseñado y al día siguiente ya tengo los conocimientos de un doctor en matemática pura. Pero fue un gran avance en todo lo que aprendí hasta ese momento.
Estaba a 4 semanas de culminar el ciclo pre universitario, donde sinceramente los exámenes anteriores no me fueron bien, pero con la metodología que aprendí pude obtener resultados "decentes" en los exámenes restantes y el examen final.
No ingresé, al finalizar el ciclo obtuve un resultado que no fue suficiente para ingresar (estuve entre el puesto 200 - 300). Pero eso no me desmotivó, para nada, ya que antes de aprender la metodología estuve en el puesto 500 aproximadamente. Además, realizar ese cambio de método de aprendizaje requiere tiempo. Es rápido, pero de todas maneras requiere tiempo.
Con mucho más entusiasmo decidí matricularme al examen de media beca para el próximo ciclo donde solo lo obtenían los 10 primeros puestos de todos los que postulaban. Yo fui convencido a estar entre los 10 primeros y por ello, me había preparado. Al recibir mi resultado, di un paso pequeño, pero a la vez, fue un gran impulso motivacional para seguir adelante ya que me ubique en el puesto 9 de más de 500 alumnos.
Al matricularme al segundo ciclo pre universitario, me asignaron al aula "A", estuve muy emocionado porque me consideraban un "lobo". Al estar ahí me di cuenta de las diferencias que hay al pasar de un aula a otra, en el aula "H" donde estaba anteriormente, los alumnos se enfocaban a tener una vida social, el aula "A" parecía una biblioteca, todo estaba en silencio y todos estudiaban. Con los errores que aprendí en mi primer ciclo, pude rendir de una mejor manera en el segundo ciclo y con la metodología que ya estaba adoptando.
Mi nivel en matemáticas había subido considerablemente y en tan poco tiempo que había obtenido una nota negativa (ni siquiera un cero ya que por un error en una pregunta se descontaban puntos) en la sección de razonamiento verbal que ni siquiera me afectó ya que obtuve una nota de 20 en la sección de álgebra, trigonometría y razonamiento matemático en un examen semanal. Es mas, subí de puesto (pase del 50 al 23). Era emocionante, porque con una simple metodología, pero con mucha perseverancia pude mejorar mucho.
Al final del ciclo, estuve en el puesto 11 de más de 1000 personas e ingresé a la carrera que me propuse.
Con esta breve anécdota te quiero decir que uno no sabe lo que puede pasar en un año y por más lejos que veas tus objetivos, puedes alcanzarlo si cada día das un paso por el camino correcto. Y nunca te rindas, se perseverante. Eso es lo que importa.